Hablemos sobre la honestidad.
Es muy difícil a veces ser sincero con uno mismo y con los demás porque de
vez en cuando tener diferencias hacen que te tilden de "raro",
"loco", "fuera de lugar" o lo que sea. Siempre supe que yo era un poco distinta al entorno que me rodeaba, lleno
de competitividad, individualismo, y egocentría. En cierto punto, yo elegí ser
diferente porque no me gustaba lo que veía: gente intentando ser iguales,
pertenecer a un grupo, copiarse unos a los otros. Y yo quería ser original, a
mi manera pero es cierto que solo no se puede vivir, se necesita de nuestros
pares. Todos necesitamos pertenecer a algo, alguien, que nos conecte, que nos
haga sentir precisamente especiales. Cada uno, encontrará su manera. Yo lo hice a través de los videojuegos, escritura y mi vida en el mundo virtual, fue
mi conexión con el mundo, con personas con mis mismos intereses.Pero a veces, hay que hacer ciertos sacrificios para poder ser parte de
ese algo. Hay que fingir, mentir, reírse de otros solo porque los demás lo
hacen, criticar, ganarse el lugar. Siempre consideré que todo esto era una especie de ritual estúpido, que
sola la gente estúpida estaba dispuesta a hacer pero hoy en día, hoy mismo, me
di cuenta de que yo misma lo hice. Sí, no fui sincera conmigo misma ni con los
otros pero lo peor es que en el momento no me di cuenta, creí que estaba siendo
yo misma la que se reía y criticaba. Creí pensar exactamente lo mismo que los
demás, creí tener las mismas ideas y pensamientos pero por dentro, una parte
mía, se estaba traicionando a sí misma.Y no me siento orgullosa de lo que hice. Creo que todos lo hemos hecho
alguna vez; en cierto punto la sociedad te empuja a hacerlo para no quedar al
margen. Y ¿Quién quiere ser un marginado?
Nadie quiere estar solo en el mundo.
Hoy leí en un mural que decía: Soledad
es una sola y me está matando lentamente.
Creo que quise llorar cuando lo leí mientras iba en el carro de mi prima porque siento
que la soledad se está incrustando en mí, en las cuatro paredes de mi
habitación es jodidamente doloroso.Sé que todos lo han sentido alguna vez, aquella soledad punzante
que viene a apuntarte con el dedo, viene a remarcarte todos los errores que
cometimos en la vida, a esas personas que dejamos de lado y a esas otras tantas
que dejamos de amar.Y me estaba preguntando, ¿Cómo es posible vivir según tus propias
convicciones y tu propia moral sin traicionarte ni quedar afuera del mundo?
¿Cómo es posible conjugar tu persona con la sociedad en la que estamos viviendo?
¿Se puede ser realmente original sin terminar ser excluido? Lo que más miedo me dio de la situación de hoy, es no haberme dado cuenta
en el momento de lo que estaba ocurriendo, esta pequeña traición que cometí.
Si se vuelve a repetir una situación así, quiero ser consciente de lo que
estoy diciendo y sintiendo, quiero que sea mi propia voz la que hable y no una
máquina que repite discursos.
Quiero poder ser yo misma dentro de una pecera llena de mismos peces
iguales, quiero nadar contra la corriente y no sentirme perdida.
Porque hay noches donde no puedo dormir y estoy desvelada, donde siento
que me estoy perdiendo a mí misma, que aquel motor que me impulsaba a caminar
todos los días, se está estropeando. Siento que cuando escribo, no digo realmente lo que mi corazón, si señores tenía corazón, quisiera
decir. Cuento otra historia.Es decir, es muy fácil hablar de las mierdas de los demás sin fijarse en tu
propia mierda. ¿Por qué? Porque mirarse a uno mismo duele y usualmente elegimos
el camino de apuntar al otro con el dedo.Y ¿Quién soy yo o quién eres tú para juzgar? ¿Cuáles son los parámetros
que indican qué es lo correcto y lo incorrecto? Si vemos a una persona sufriendo ¿Por qué le damos la espalda? ¿Por qué
elegimos juzgar sus errores en lugar de intentar entender? Porque entender a
veces es como mirarse al espejo y ver tus propios errores. ¿Duele, molesta,
incomoda? ¡Claro que sí! Pero....¿Qué más nos queda si no nos somos honestos? ¿Qué
será de nosotros si no podemos enfrentarnos con nuestros propios demonios? Todos mentimos, juzgamos, nos reímos de las desgracias ajenas alguna vez.
Todos lo hicimos. A veces es divertido, ¿No? A veces parece lo correcto para
hacer en el momento. Pero después se siente ese vacío, cuando se acaba el
chiste o la gracia y la risa, cuando nos quedamos en silencio con nadie más que
nosotros mismos... entonces nos miramos y decimos: ¿Esa fui yo? Sí. ¿Y nos
hacemos responsables de aquello? Bueno, eso está en cada uno.Solo quiero a partir de hoy, ser fiel y sincera conmigo misma
principalmente, para poder ser sincera con el resto. No quiero iniciar una guerra, quiero de una maldita vez,aunque sea una
sola vez, que nos hagamos cargo de lo que decimos y hacemos. Yo hoy me hago cargo de que cometí un error. Y sí, es fácil decirlo a
través de una red social, pero al menos lo estoy exteriorizando. ¿Podremos volver a empezar y construir un mundo más honesto? Todos tenemos
un límite y a veces solo hace falta cruzarlo para darse cuenta de las cosas.