Mi foto
Yo amo, Japan

Leéme


jueves, 31 de enero de 2019

La muerte les sienta bien


Estaba pensando que probablemente la última persona que me importó, o que fue ideológicamente importante en mi cabeza, fue mi ex mejor amigo; quizá porque me ayudó a descubrir lo mucho que llevo en mí sobre la naturaleza. Además, me gustó porque me hizo gustarme a mí misma; me sentí una mejor persona a su alrededor. Cuando dejé de verlo pensé que todo eso bueno que estaba sintiendo se iría con él, pero no, mi amor por la naturaleza sigue estando y es incluso más fuerte. Me siento suficiente con la naturaleza y me es imposible trasladar esta empatía hacia el ser humano. Reconozco que también hay una parte de mí que no quiere simpatizar con la gente. No quiero que me lastimen, no quiero esperar nada de ellos. Pero más miedo me da el pensamiento de que pudiera estar perdiéndome de conocer a increíbles personas que podría hacerme muy feliz. Justo cuando uno cree que sufrió lo suficiente y que ya conoce todos los sufrimientos, aparece una persona que te hace sufrir de una forma que aún no conocías. Y no quiero que llegue esa persona. A veces también pienso que puedo ser increíblemente feliz estando sola, pero, en ciertos momentos donde vivo cosas increíbles, desearía estar compartiéndolos con alguien más. La única gente que logra nutrirme ahora y que quisiera conocer son escritores o personajes que murieron hace mucho tiempo. Y quizá no me asustan ni duelen porque precisamente están muertos. 



domingo, 20 de enero de 2019

Para el chico que eligió tener caminos divergentes


No me arrepiento de cuanto te he querido.  No pienso arrepentirme porque te quise lo más que pude, como yo sabía querer, a mi manera.  
Soy humana y cometo errores, lo admito. Y tú, fuiste el error más bonito que pude cometer ( aunque siempre para mi serás la opción más acertada ) . 
Lo siento, no pude dar más, porque por mi parte lo di todo. Y si no funcionó es porque quizás no tenia que funcionar. O quizás si pero no era el momento. Pero si en algún futuro nos volvamos a encontrar, más heridos, más mayores pero más sabios y con más ganas de comernos el mundo y de nuevo a nosotros nos encontraremos. 
Porque no tengo malas palabras para ti, porque durante mucho tiempo fuiste lo mejor para mi.
No quiero engañarme a mi misma, diciendo que nunca mas volveré a enamorarme porque quiero. Quiero seguir aprendiendo de la vida, de mi. Darle a alguien de nuevo un trozito de mi corazón para que alguien más lo coja, alguien que lo merezca y comparta las ganas desaforadas de caminar a media noche, comernos a besos como un día lo hiciste tú. 
Me creaste las mejores heridas que he tenido, sí; pero me enseñaste a saber amar, que aún estando en el suelo se puede subir al cielo. Cogiste de mi mano, cuando todo el mundo me había soltado y fuiste refugio, salvavidas, paz y hogar.
Me cuidaste de mis monstrous cada noche para que me dejasen tranquila y pudiese dormir en paz. 


Lo escribo porque ya no quiero echarme la culpa de toda las cosas que hice mal. Porque aunque se que tú esto nunca lo leerás, te doy las gracias. Ya no quiero verme caída sino tomarlo como un aprendizaje y tú. Tú fuiste el mejor libro de autoayuda que nadie pudo ni podrá leerlo.


miércoles, 16 de enero de 2019

Disociación

Existe una foto que me hace acordar a una persona a la cual tuve que dejar ir. Es una persona real, abrazando a un fantasma, un atisbo de lo que fue aquella otra persona. Lleva sus mismos rasgos, pero ya no es él, y ya nunca más son ellos, en conjunto. Nunca entendí qué diablos significaba dejar ir a una persona hasta que me tocó vivirlo. Es soltarla, porque su misma presencia puede lastimarla; es también dejarse ir a uno mismo para que el dolor pueda tomar su duelo y así el tiempo genera más libertad a tus propios sentimientos.

Es difícil hacerlo. Siempre está la duda: ¿Y qué pasaría si me quedo? ¿Qué pasaría si le dijera tal cosa?
Son incógnitas que pocas veces tienen realmente importancia.
Fingir la locura hasta apropiarse de ella, ¿Por qué se la fingiría?
Para esquivar el dolor.
Se llega a un grado de disociación.Deterioro del tiempo, del alma.El encierro es la locura en toda su extensión.

PD: Rota. Actuando. Siendo todos los personajes de todos los cuentos menos uno mismo. Alejada en un sitio donde nadie puede llegar. El alma que cae a pedazos. La voz rasposa tragándose las palabras. El llanto acumulado. Ser fuerte para los demás. No mostrar la debilidad que el cansancio del tiempo y la misma actuación nos genera.


Nostalgia es el sufrimiento que nos provoca el deseo incumplido de regresar al pasado.


jueves, 27 de diciembre de 2018

Reportes, suspiros y dolores del alma



Me siento tan frágil en mi entera humanidad, que no podría deducir si mis sentimientos de autodestrucción son parte del humano o solo míos.
Es como si yo hubiese nacido con otros fines pero a la vez con sentimientos tan encontrados: salvar a la humanidad pero destruirme a mí misma.

¿Dónde se haya la salvación en la muerte?
A veces pienso que en verdad soy un monstruo pero luego miro mi pureza, mi inocencia y no caben en mí deseos de destrucción.
Me pregunto si en la fragilidad de mi alma se puede hallar un amor tan fiel y sumiso como el que siento. Es, incluso a veces, descolocado. Difícil de creer pero ahí está, luciéndose con intensidad.
¿Cómo hacer para ocultarlo? Creo que he pasado demasiado tiempo intentando no ser-yo.
Me he resguardado a través de los malos hábitos y del odio desmesurado hacia mí. Aún, detrás de aquélla máscara que intento hacer pasar como identidad, se encuentra el amor. Sencillamente es demasiado; habita en cada poro de mi estructura.
Me lleva a pensar: Esto es lo que soy.
No la idiota que ha intentado matarse y reprimirse por no querer o poder entregarse al Destino de su vida que no es solo salvar al mundo sino a sí misma.
Desde mi asiento contemplo el crepúsculo.
Desde aquí contemplo mi vida conmigo.


jueves, 20 de septiembre de 2018

Hace unos meses publiqué una foto en mi IG cuestionándome acerca de la identidad de género. Quisiera aclarar que con mi explicación de género no quiere decir que tengo una preferencia por las chicas. De hecho, creo fielmente y admiro mucho a los hombres tolerantes que aman escuchar o debatir sobre la filosofía, ciencia, cultura y contar anécdotas de sus viajes. Y muchas cosas más que ahora no vienen al caso.

Pero, ¿Qué significa el género? ¿Qué significa ser mujer u hombre?
Y otras preguntas que no vienen al caso, ¿o sí?

Leo muchas definiciones al respecto, y también me pregunto ¿Acaso la clasificación y el encasillamiento le hace bien a alguien?

Las definiciones ayudan a identificarnos, a comprendernos, pero debemos tener en cuenta que sólo son eso, algo circunstancial (puesto que no sabemos el futuro) que necesita de diversidad y cambio. ¿Quién dice que si fuéramos inmortales no adoptaríamos cientos de personalidades a lo largo de nuestra historia? Pero ante todo la diversidad necesita respeto ante lo que no nos iguala. Entiendan además que el respeto no significa abalar, sencillamente es un estado de comprensión. Respeto, por ejemplo, a la gente católica pero no comparto un ápice de sus convicciones. Respeto que sus creencias sean distintas, pero no por esto haré un genocidio de todo aquel que no comparta mi opinión. No por esto invalidaré su identidad.

Como persona que pone en práctica diariamente el sentido poético de la vida, me importan más los sentimientos que las definiciones. Y con esto no quiero decir que estoy invalidando lo que siente el otro. No entender tampoco quiere decir invalidar.
Intento poner en palabras lo que siento, pero me supera. Quizás si pudiese ordenarlo podría definirme. Quizás…, ya lo he intentado sin éxito. No puedo definirme, sólo puedo afirmar las cosas que me gustan en este mismo momento. Tampoco sé quién seré o cómo, en un futuro. Sé que tengo muy baja tolerancia a la discriminación, y que mi vara de valores éticos y morales es muy alta. También sé respetar incluso cuando desconozco. Y esto debería ser suficiente para entablar una conversación, pero es que a veces si no puedes hablar con definiciones pareciera que no vale.

La sociedad pareciera estar muy satisfecha con el género binario mujer-hombre. Incluso pueden acercarse a entender al transexual mientras sepa cuál es su género. Si yo dijera que no me identifico con ninguno, ¿cuál sería la respuesta?, ¿o cuál la pregunta que permitiera comenzar un diálogo? Si el género no se define por el sexo, por la orientación e identidad sexuales y, por los valores prestablecidos socialmente para lo masculino y femenino, les hago esta pregunta. ¿Por qué se siente que eres mujer u hombre? ¿Qué hace, qué define que seas de un género determinado? Yo no me rijo por ello, y por eso mismo me es imposible afirmar que me identifico con alguno.

Si comenzamos a cambiar los paradigmas de lo que significa ser mujer o varón creo que todos podríamos vernos confundidos ante esta pregunta ¿Qué soy? Quizá el género no sea más que una construcción cultural y social. Vivimos en un sistema ancestral donde de acuerdo al órgano sexual que tengas es como deberás actuar. Y si cambiaras tus órganos, de igual manera deberás comportarte acorde a un parámetro cultural. Pero no son los órganos lo que me interesa cuestionar, ni el sexo que elijas. Si alguien nace un hombre transgénero que ahora es mujer, ¿por qué lo vemos vestirse como culturalmente se asocia a la mujer? ¿Por qué vestidos, color rosa y tacones? ¿Acaso uno no puede sentirse mujer sin todos estos ítems asociados? Pero si quitamos lo que cultural y socialmente significa ser de un género, ¿qué nos queda? ¿Qué nos hará definirnos como mujer u hombre, o ambos? Si no te define el órgano sexual, tu orientación e identidad sexual, tu forma de vestirte, tu patrón de comportamiento social… ¿qué somos?
¿Se podría afirmar, por ejemplo, que yo sigo siendo mujer aun así me vista con traje y me guste jugar videojuegos como el street fighter y naruto? Sí. Porque los roles paradigmáticos están cambiando, y la línea que divide lo enteramente masculino y femenino también. Por ende, el género va quedando obsoleto. Los gustos, la vestimenta, los sentimientos ya no nos definen. Los hombres también lloran, las mujeres también pueden elegir cualquier profesión que antaño se la consideraba masculina. 

Tampoco la orientación sexual es medida (parámetro) de definición. Ser homosexual no invalida al género.
Pero en la sociedad el género parece serlo todo. En tu carnet de identificación, entre otras cosas, se indica el sexo, masculino o femenino. Si chateas con alguien y el nombre no lo indica, es la primera pregunta que te hacen. ¿Eres hombre o mujer? Y esto es lo que condicionará el tipo de relación que tendrás, cual sea tu orientación sexual. Claro que esto se vuelve más complejo hacia las personas intersexuales. Aun así, en estos casos, la sociedad pide que te definas. Vale, naciste con estos órganos pero decide qué género tendrás. Claramente un ángulo equivocado cuando se ha visto que el sexo no define a éste.

Entonces, repito la pregunta que aún no parece llevar una respuesta certera en mí, ¿qué significa el género? ¿Qué lo define?
Cuando digo que yo no me rijo por éste, me refiero a que hace tiempo dejé de preocuparme por lo social. Empecé a hacer las cosas que me gustan y no las que debía hacer de acuerdo a mi sexo. He nacido mujer pero he hecho cosas que la sociedad decía que pertenecían al espectro masculino. Me encanta los videojuegos, practiqué por mucho tiempo karate, me compré poleras de hombre, casi nunca uso maquillaje (la verdad queda bonito pero rehúso del esfuerzo diario y prefiero que una persona luzca natural). Comencé a rechazar lo femenino o masculino cuando fui consciente de los privilegios que el hombre gozaba. Esto abrió una pregunta en mí. Si yo fuera hombre, ¿qué me gustaría hacer? Lo primero que pensé fue la libertad con la que caminaría por la calle sin el miedo a la mirada masculina o los “piropos” (¡que no lo son!) que tanto me incomodaban. El cuerpo tiene un rol muy importante en el ser humano. Más allá de los adornos de la ropa, el maquillaje y el estilo, socialmente importa mucho si eres delgado o no.

Por más que me preguntara todo lo que haría si fuera un hombre la verdad es que no lo era. Y la solución tampoco radicaba en cambiarme el sexo o el género. Yo podría hacerme hombre y aun así socialmente no gozaría de los mismos privilegios.  La solución es que los géneros dejen de ser definitorios, parámetros de lo que uno debe hacer y dejar de hacer. La solución es que los derechos que el ser humano comparta sean los mismos. Sin importar su género, su orientación sexual, su color de piel, su creencia religiosa, etc. No olvidemos que en el pasado la persona de color oscura era esclava. No olvidemos los genocidios cometidos por las religiones y los partidos políticos. No olvidemos lo que aún en día sucede, porque por más que pensemos que estas son historias que estudiamos en los libros, no pertenecen exclusivamente al pasado. Cuando el ser humano deje de creer que existe una superioridad de razas, de escalones sociales y económicos, de géneros, y de Dioses, quizá podamos ser libres e iguales. La igualdad debe ser representada en cuanto a derechos, porque luego cada uno, aunque comparta gustos y pensamientos, somos diferentes. 

Siguiendo con el tema principal, mis gustos no me definen. Mis gustos son circunstanciales, sin género porque siento que éste sólo me limita. Intento además que sean atemporales dentro de la medida posible porque claro que vivimos en la época que nos tocó vivir. Por esto disfruto leer escritores de otros siglos, me gusta saber cómo vivían antes, las modas que los atravesaban, los conocimientos en los que ponían énfasis. La historia no es lineal, no se puede decir que todo lo que pensamos hoy en día es superior a otras épocas. En muchos casos es sólo distinto. Podemos verlo en las profesiones. Antes era importantísimo ser filósofo, podías vivir de los coloquios, cuestionar era una profesión viable. Hoy en día un jugador de fútbol profesional gana mucho más que un médico, un abogado y por supuesto un filósofo.

Las modas cambian y no quieren decir que son correctas y de exclusiva necesidad. Por esto me parece tan importante que intentemos vivir nuestra vida fuera de los parámetros de la sociedad. Porque elegir nuestra identidad y ser felices con nuestra decisión es más importante que adaptarse a un estereotipo. Y también más difícil. A nadie le gusta sentirse discriminado pero es necesaria esta diversidad para comenzar a derribar estigmas, para comenzar a vivir lo que sentimos, a elegir lo que queremos sin que todo esto genere angustia. Y lo he sufrido en el pasado (lo sigo sufriendo), pero al menos no quiero que la angustia me frene. Aún en el sufrimiento, encuentro una salida. Me reafirmo en él, dejo que me atraviese estando intacta, análoga, pero no indiferente. Porque el dolor te cambia, eso es cierto. Y eso está bien, mientras que el cambio te haga ser una mejor persona. Es por ello que es necesario doler, y no lo digo como una alabanza sino desde la necesidad del planteamiento y del re-descubrimiento. Lo que sí no se necesita es la discriminación, el ocultamiento, la enfermedad, la invalidación de una identidad.