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Yo amo, Japan

Leéme


viernes, 11 de mayo de 2018




Decaigo, como los aviones. El problema conmigo es que un viento fuerte puede apagarme, y dejarme ahí, tácita, inexplicablemente silenciada. Todo el tiempo intento reírme, muchas veces para mantenerme despierta, para no tener que quedarme afuera de un chiste, para no ser excluida de la vida cotidiana. Estoy intentando hablar la mayor cantidad del tiempo porque el vacío que me causa el silencio es perpetuo. Algunas veces resulta inevitable quedarme en un estado de éxtasis, escuchando a todas estas personas hablar sin realmente decir nada importante. Supongo que mi vida está delimitada por todos estos eventos que me atravesaron como flechas y algunas cosas me resultan intrascendentes. De vez en cuando me siento fuera de eje, y todos me miran esperando que reaccione pero nadie se mueve para ayudar, pienso que quizás le temen a lo que conocen, que quizás les disgusta aceptar que cosas malas pueden pasarnos a todos y que la tristeza no es algo de lo que se puede huir. A todos nos llega ese momento en que tenemos que afrontar lo que sea que nos hace daño. El problema conmigo es que siempre confronto los mismos demonios y nunca parezco poder derrotarlos. Creo que debería parar, detener la lucha, dejar que el fuego se disipe, debería dejar el ruido sea tan fuerte que se genere silencio. Quizás una vez perdida, alguien me busque.