domingo, 31 de agosto de 2014
No tengo fuerzas. Las perdí luchando,
las perdí forzando la felicidad. Después de intentar tanto sonreír, me
quiebro, mis ojos no saben cómo detener las lágrimas, mi pecho olvida
como respirar. De noche, me aferro a la almohada porque no se cómo
controlar las emociones, los sentimientos que florecen en mi piel. No se
como mi corazón todavía no exploto en mil pedazos. No se cómo hacer
para que todo simplemente esté bien, para que exista equilibrio y así
poder
dibujar diariamente la normalidad como todos en la calle. Me extraño a
mi misma, extraño a esa niña que expandía belleza y alegría a pesar de
que la vida la estuviera golpeando. Veo fotos de ella y no reconozco
nada mío en ella, o nada suyo en mí. Quisiera poder perdonarme, quisiera
decir que lamento estar llorando por esto pero se me hace un nudo en la
garganta y no me llegan las palabras. Todo parece deshacerse, los
recuerdos ahora me pesan, las fotografías del pasado se velan y todo
queda a
oscuras. "No me dejes, no quiero estar sola".