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Yo amo, Japan

Leéme


lunes, 16 de agosto de 2010

Hay tantas cosas que duelen, tantas cosas que angustian y que dan ganas de decir "basta" y renunciar a la vida misma. Que feo sabe no querer vivir. No querer seguir. Que feo es sentir que no se puede querer sin frialdad, que todo es una rutina constante de la que no se puede escapar. Pero que lindo es saber que lo feo de hoy fue lo más lindo de ayer, y que toda rutina puede ser modificada con un poco de voluntad. Es extraño pensar que todo lo malo sirve para ser convertido en algo bueno, pero realmente todo funciona así. De lo malo se aprende y no hay que saber mucho para comprenderlo. Las paredes, están hechas para que simplemente nos choquemos con ellas mil veces y cuando las volvamos a ver...recordemos por qué estamos a punto de estrellarnos y que lo hagamos significa que queremos caer para levantarnos, porque quedan motivos, buenos o malos pero los hay. Porque esos motivos nos llevan a luchar por lo que es nuestro, por el cuerpo y el alma que parecen siempre estar en juego. Para hacer grandes cosas en la vida, uno necesita tener algo que cambiar. A veces, es mejor pensar que las cosas malas suceden en la vida para que las cambiemos que, el hecho de que vivamos de cosas buenas para quedarnos con lo fácil y accesible. Hay que arriesgarse para ganar, aunque ello conlleve el riesgo de perder.