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Yo amo, Japan

Leéme


jueves, 19 de agosto de 2010


Hace ya unos cuantos días, semanas, un mes creo, que mamá viene trayendo a casa al mismo hombre. Sí, parece que ya no van a variar sus "amigos" y aunque eso parece ser algo bueno, pierde su carisma cuando te encuentras con el mismo tipo casi todas las noches (exceptuando una con suerte) en tu casa, comidendo en tu mesa, ocupando un lugar que no le corresponde, haciéndose la buena persona conmigo y con mi mamá, tuteándome cuando me importa tres ravanos saber quien es o que quiere decirme con su cara de estúpido al cuadrado. Me enferma verle sonreír a los dos cuando se miran a tal punto que me dan nauseas. No es que no quiera que ella sea felíz, después de todo la quiero y así como papál se merece un poco de felicidad pero definitivamente, esta forma de hacer las cosas no es la correcta o por lo menos, no la que me agrada. Este hombre, Walter, se queda hasta las 3 AM aproximadamente en mi casa, siempre igual. Y mientras yo duermo, no quiero enterarme de lo que pasará en el comedor o en la cocina. Como aquella noche, hace poco, cuando volví de mi viaje, era tarde, asique desarme la maleta, coloqué lo que había que colocar para lavar y cuando quise ir a la pieza de mamá a devolver la maleta que era de ella y me había prestado, estaba con llave, travada. Y ella adentro. Dudé si golpear la puerta o buscar la llave para abrirla, asique me decidí por la primera, para evitar problemas innecesarios. Mamá salió nerviosa, preguntandome que hacía despierta todavía, que la dejase descansar e impidiendome la entrada a su habitación. Entonces, la corrí y entré. Le advertí que si no tenía nada que esconder podía entrar perfectamente asique me dejó sabiendo que no existía lógica que se me opusiese. La puerta de su armario, cerrada. Le pedí que la abriese para obviamente dejar su valija donde siempre y se negó, seguido de una serie de berrinches que me evité como pude. Comprendí que había alguien ahí adentro ya que las dos partes de la cama, a la izuquierda y a la derecha, estaban abiertas, como si dos personas durmieran plácidamente de un lado y del otro y estoy segura de que mamá todavía no puede dividirse en dos personas o hacer tareas multifunción. Lo negó hasta que le hice comprender que si eso iba a ser prácticamente un hotel, pues entonces, yo comenzaría a tener permitido meter en mi habitación a quien se me antojase. No pudo decir nada, incluso se quedó mirandome con esa cara de odio que pone siempre cuando le molesta que diga tan directamente las cosas. La cuestión es la siguiente: no tiene la valentía para presentarmelo como su novio y aún cuando les veo abrazándose en el sillón de mi comedor, o a el acariciendole el pelo y mirándola como si quisiera comerla de un bocado, ella dice que es sólo un amigo que le cae bien. Y yo me chupo el dedo segurmante. Evidentemente, se más cosas de las que se imagina.


Tienes cero en actuación .
Creo que vamos aclarando y creciendo poco a poco... poco a poco. Y ahora sola, y en el fondo aunque necesite una mano, no lo recibiré ni tampoco pediré.