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jueves, 27 de diciembre de 2018

Reportes, suspiros y dolores del alma



Me siento tan frágil en mi entera humanidad, que no podría deducir si mis sentimientos de autodestrucción son parte del humano o solo míos.
Es como si yo hubiese nacido con otros fines pero a la vez con sentimientos tan encontrados: salvar a la humanidad pero destruirme a mí misma.

¿Dónde se haya la salvación en la muerte?
A veces pienso que en verdad soy un monstruo pero luego miro mi pureza, mi inocencia y no caben en mí deseos de destrucción.
Me pregunto si en la fragilidad de mi alma se puede hallar un amor tan fiel y sumiso como el que siento. Es, incluso a veces, descolocado. Difícil de creer pero ahí está, luciéndose con intensidad.
¿Cómo hacer para ocultarlo? Creo que he pasado demasiado tiempo intentando no ser-yo.
Me he resguardado a través de los malos hábitos y del odio desmesurado hacia mí. Aún, detrás de aquélla máscara que intento hacer pasar como identidad, se encuentra el amor. Sencillamente es demasiado; habita en cada poro de mi estructura.
Me lleva a pensar: Esto es lo que soy.
No la idiota que ha intentado matarse y reprimirse por no querer o poder entregarse al Destino de su vida que no es solo salvar al mundo sino a sí misma.
Desde mi asiento contemplo el crepúsculo.
Desde aquí contemplo mi vida conmigo.