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Yo amo, Japan

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sábado, 23 de junio de 2018

Noche de verano

Llego al trabajo, sintiéndome tan insegura como siempre. Ya estoy acostumbrada, sobre todo en un trabajo donde todo lo que importa es qué marca de ropa te vistes y que tan bien luce en ti. Supongo que por eso es que no puedo entender que hace fijándose en mi. Soy una persona de perfil bajo, se cómo mantener las formas y la distancia, porque una vez que aprendes, se vuelve algo innato. Y apenas entro, lo veo a él, de espaldas, con su traje negro, con el cabello castaño incontrolable como siempre. Trago saliva, porque no puedo evitar ponerme nerviosa cuando lo tengo cerca. Se da media vuelta y sonríe, me da un beso en la mejilla y me sorprende como es que mantiene la compostura mientras yo estoy ahí, tan incomoda y sintiéndome muy fuera de lugar. El salón tiene dos pisos y empiezo a pensar que no me vestí lo suficientemente bien, que debería irme en cuanto pueda. Empiezo a tomar, sólo para no sentir la presión, que traspasa el vestido hasta llegar al enagua que tengo debajo. Él con su pisco sour en mano y yo variando de trago en trago sofisticado. Llega un punto en que ya no se que carajo hago preocupándome por lo que piensan y lo dejo abrazarme, porque está hermoso, y lo miro como quien pierde la inhibición y él sonríe, suspicaz, porque ama ese lado mío que nadie más ve. Y ahí me doy cuenta de que me quiere, y no le importa nada más. Y francamente, a mí tampoco.