Mi foto
Yo amo, Japan

Leéme


viernes, 13 de abril de 2018

Melancolía del alma


Es tan difícil vivir así. Pretendiendo que se puede y que es fácil llevar tanta angustia y palabras guardadas en los hombros y en el alma.
No, no me parece sencillo tener una familia disfuncional, todavía me cuesta hacerme a la idea de que siempre deberé levantarme de mis caídas sola y ayudarme a mí. Todavía me cuesta entender por qué mamá pretende hacer como si fuésemos una familia feliz y normal cuando en verdad no lo somos. No estuviste 13 años de mi vida y solo apareces cuando necesitas de él. Me duele saber que hay cosas que no puedo hacer, que como familia no podemos hacer. Me angustia la idea de que es imposible hablar con mamá, contarle la vida que llevo y recibir su apoyo. Y aún más, me cuesta entender como siempre sonríe con su inocencia hipócrita sabiendo que llevamos una vida alocada. Es difícil vivir sabiendo que llevo la ciclotimia rodeando de mi cabeza, mis ideas haciendo que distorsionen hasta la más mínima situación, hasta el más mínimo reflejo de mi alma. Es difícil entender como mamá me puede decir que en el fondo a pesar de todas las cosas somos una familia. Como si no hubiera sentido su ausencia, dejé de conocer gente, perdí muchas veces el sentido a la vida, me odié y me albergué miedos e inseguridades. Habité en un rincón oscuro que llaman melancolía y soledad. Todavía no entiendo, al día de hoy, por qué papá sigue viajando tanto. Me cuesta descifrar tantas cosas y me siento inútil sin saber siquiera si esto es a lo que se le llama familia. No creo que esto sea normal. Nunca fuimos una familia normal ni lo seremos jamás.

Noches difíciles, donde el verano se va y todo parece nublarse incluso yo.