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Yo amo, Japan

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viernes, 18 de marzo de 2011

No. No. No, son los coquitos que se comen. Coquito era el gatito. O fue un gatito. Lo que sea. 
Hace unos días sali y fui a una plaza muy linda donde habian muchos turistas. La pasé genial. En el camino mientras recorría una feria, había una mujer ofreciendo dos gatitos de 50 días, preciosos. Una hembra y un macho. El macho, que viene a ser Coquito o le pueden decir coqui, era de un color café con leche con unos hermosos ojos verdes. Medía masomenos lo mismo que la palma de mi mano. Sin consultar en casa (Aclaración: mi papá odiaba a los gatos) y lo llevé, no pude resistirme.
Todos en la calle me alagaban diciendo cosas del estilo ¡Ay, mirá que cosita hermosa!
Yo sonreía (Después de un rato me cansé y quería gritarles: SÍ, ES UN GATO LINDO Y ES MÍO, Y QUÉ? pero me contuve) 
Luego el portero cuando lo vio lo primero que me dijo fue: ¿Tu papá lo va a aceptar? Yo le respondí convencidísima: Cuando lo vea no va a poder resistirse, tal como yo lo hice.
El gatito se dormía sobre mi pecho, aunque en un modo diferente era como tener un bebé en brazos y sentirte orgullosa de tenerlo y poder amarlo con todo tu ser. Así sería.
Cuando llegué a casa y me abrió la puerta me gritó de todo y me cerró la puerta en la cara. Después de varios intentos desesperados me abrió.  Luego se puso hablar por teléfono y tuvo que cortar para gritarme otro par de cosas.
El gato definitivamente no se iba a quedar a dormir en casa y yo tenía que ir al cine. La vecina me dijo que me lo tenía hasta ayeren la tarde donde pasaría a buscarlo y se lo entregaría -con mi mayor pena- a mi padre. Tema resuelto (¿Tema resuelto?)
Mi padre se sintió mal y no pudo venir a casa y yo entré en pánico. ¿A dónde mierda ubicaba al gato? La señora que viene a limpiarnos la casa me decía que lo tiraba, yo ni caso le hice. A todo esto el gato seguía en la casa de la vecina.
Quedé en un acuerdo con mi papá que lo iría a buscar como le prometí y en un remis se lo llevaría a alguien que lo albergara en casa.
Todo perfecto. Fui y con cara de velatorio la vecina me dice: El gato no aparece.
¿Cómo que no aparece?
Si, si. Está escondido en alguna parte del departamente pero no aparece, lo estuve buscando todo el día. Desde la mañana que no lo veo.
Yo me dije: Buen, su depto. es chico, en un tiro entre dos personas lo encontramos.
Miles de vueltas dimos y no lo encontramos. Para colmo, ayer llegue a laconclusión de que el gato estaba enfermo porque no comía, no se movía. Solo dormía.
Preocupante la situación.
No sé por qué -quizás porque están todas las fichas en eso- creo que el gato está escondido muerto en la casa de la vecina. Y yo acá, penando.
¿Por qué peno? Perder un gato que ni siquiera tuve un día no es tan grave. 
Saben, pero me siento culpable por haberla puesto en esa situación a la vecina. Por haber sido irresponsable y traer a coquito sin preguntar a casa. Por su posible muerte. 
En casa me dicen que no es tan grave, que no arme escándalo donde no lo hay pero siento la pérdida tan física como la senti com mi madre. Siento que cargo con dos problemas encima y pesan y duelen. Y mientras tanto me tiro en la cama. 
Ojalá las cosas pasen pronto y que el gato aparezca (muerto o vivo)
Voy a rezar por él también. (Mi lista enorme de peticiones tengo que agregar a coquito)
En fin.