Reflexiono. Miero el cielo, está
despejado. Abajo, piedras blancas cubren mis pies y me hacen sentir como
si estuviera en un arroyo. Falta el agua pero ruego a Dios que no
llueva porque sino tenemos que quedarnos todos adentro en las
habitaciones oscuras y melancólicas.
En esta segunda vuelta estoy más relajada, no me asustan los
tumultos de gente, empezando porque acá no somos muchos y se respira en
el ambiente "paz".
Y paz
es lo que necesito para pensar en lo que ocurrió. Más que un hecho en sí
suelto, es una acción que yo hice. Eso marca una gran diferencia.