Perdí la perspectiva. Por poco olvido que lo importante no es querer cosas, sino hacer lo que uno tenga que hacer para alcanzarla. Y con esto me refiero a esforzarse, a poner voluntad y ganas porque lamento traerlo a cuenta pero si uno quiere que algo sea distinto, nada sucede por milagro, algo tiene que cambiar. Voy a cambiar. Quiero ser esta persona que tengo en la cabeza. Y no importa realmente si soy realmente yo, porque ciertamente todavía no logro conocerme del todo. Quiero poder ser esta mujer emprendedora que no teme. No sólo quiero tener sueños imposibles, quiero metas que aunque parezcan lejanas e idealistas, valga la pena pelear por ellas con la perseverancia y la convicción que se que tengo guardada. No soy de porcelana. Puedo parecer débil pero cuando no te queda más que dolor, aprendes que a veces los momentos que te volvieron débil son los que te llevaron a ser más fuerte que nunca. En mi cabeza, llevo una tiara y la delicadeza de una reina. Y puede que no tenga todo eso, pero a veces basta un poco de imaginación para crear credibilidad. Por eso se que solo necesito proponerme para ser todo lo que quiero ser.