lunes, 27 de junio de 2011
En cualquier momento me romperé en mil pedazos, no soporto contener tanto dolor dentro mío. Grito y grito, e intento sentir la brisa
que me tranquiliza pero ya no alcanza. La bronca (conmigo misma por ser
tan torpe e ingenua) engendra sin pudor mi dolor y lo deja desplazarse
por mis venas, por mis extremidades hasta hacerme sentir parte de la
nada. Monta un escenario hasta incluso un poco fantasioso donde dejo de
existir. Ahora soy invisible a tal punto que la gente en las calles me choca y
no se animan a mirar hacia atrás para pedirme perdón o ver con quien
tuvieron el placer o la suerte de tropezarse. Ya nadie se detiene a
saludarme, a preguntarme como estoy aunque se que mentiré al responder.
Se que este dolor es algo con lo que conviviré, algo que actualmente
padesco, pero el problema es que nisiquiera se como lidiar con ello.
Nadie me enseñó, nadie detuvo el dolor y la agonía que siento ahora, no hay nadie, no hubieron ganas de salvarme, de hecho, nadie
quiso tomarme la mano para no soltarla más y evitar que la soledad me
comiera y consumiese lo que queda de mi fuerza y esperanza. Existe un
gran vacío que antes ocupaba mi alma. Ya no se si puedo decir que siento
algo más que no sea la soledad.