Puedo sentir que alguno de estos días simplemente explotaré, y no podré
evitarlo ni contenerlo, sucederá y puedo ya sentir el dolor, el
sufrimiento agarrotando mi cuerpo sin culpa. Intento no sentir nada para
no tener que estar pendiente de esta sensación de asfixia con la que
vivo permanentemente. No es que no trate de estar bien, de hecho, creo
que lo intento con más frecuencia que antes y si no es el intento lo que
vale (o es más creible), diré que en realidad prefiero no pensar tanto para no tener que lidiar con ello.
Me gusta sentir el viento golpear en mi rostro y esa adrenalina que si
hace frío, deja salir un hilo de lágrimas sin quererlo, sin que me de
cuenta, ya no se trata de adrenalina, sino más bien de todo aquello que
me recuerda que he perdido ya demasiadas batallas para seguir luchando
en la guerra.
Quizás esa sea mi angustia: saber que
todo lo que algún día me hizo bien lo perdí, y que haya sido así, me
destruye y carcome lentamente. Y ahora, de ser así, sólo busco excusas para
encontrar una copia de esos momentos que me hacían sonreír, una copia
falsa que no llega nunca a buen puerto.Yo lo intento, eso diría
alguien que no me conoce, que es bueno intentar al menos. Intuyo que no
comprenden el desgaste que supone intentar. Quiero creer que todo va a estar bien, pero no es lo mismo
decirmelo a mi misma que escucharlo de alguien importante para uno. No
es lo mismo. Nunca lo será.
-
Tengo una sensación de falta que no puedo explicar.

