
Voy disminuyéndome otra vez y nada se siente tan amargo y dulce a la vez. Me lastima incluso más que el cuerpo así, hay muchas cosas que me gustaría plasmar pero es que en verdad no encuentro las palabras para explicarlo. Hoy leí un poema de Rubén Darío que recitaba: "...Y no hallo sino la palabra que huye, la iniciación melódica que de la flauta fluye y la barca del sueño que en el espacio boga...".Me he dado cuenta de que escribir me hace bien pero que, en el fondo, deshilachar todas las cosas que me pasan para poder entenderlas o simplemente reflexionar sobre ellas, es una tortura que lastima y apalea mi sentir. Y no es que quiera sonar poética, es una realidad y no me molesta quedar cursi al decirlo. Es complicado para mi demostrar cuan humana o cuan fría puedo llegar a ser y preguntarme cómo hago, cuál es aquella técnica tan gloriosa que me hace sentir cada vez un poquito más mediocre que antes. Esta semana, me he estado levantando y acostando en lágrimas. No tengo ni la más remota idea del por qué, brota en mí como esas palabras estancadas en mi garganta, lidiando por salir sin logro alguno. Son aquellas palabras que no pueden decirlas, que no tienen letras ni coherencia, aquellas que terminan por ser las que deciden, las que más valen. Si esto les parece horrible de leer, imagínense lo que es vivirlo. Es posible que nunca nadie vaya a escucharlas salir de mi boca porque son imposibles, inalcanzables como la inspiración para Rubén Darío en "Yo persigo una forma..." (Los versos de poesía que coloqué antes). Todavía, resuena la voz de mi interior "pobre el hombre, se sentía perdido, sin su inspiración, sin su musa, sin poder darle un sentido a lo que para el era un todo". Y claro, yo dije como sumida en aquello que había dicho ella: "Eso es porque a veces las palabras no bastan para explicar lo que uno siente o por lo que uno pasa, pueden haber mil palabras pero juntas...pueden no decir nada". Y me quedé pensando, maquinando la idea que propuse como respuesta a una pregunta que me hicieron siendo que terminó por ser precisamente la respuesta que quizás yo no encontraba. ¿Será que existe una pregunta y una respuesta? Espero que la haya, espero poder encontrar aquel interrogante y descubrir el veredicto por mi cuenta. He estado pensado que quizás no existe un motivo por el cual vivamos, estamos hechos para nosotros mismos encontrarlo y ponernos una excusa para seguir adelante con lo que tenemos y buscar incansablemente lo que nos falta en los demás. Como cuando se habla de Dios: ¿quién es Dios? ¿Existe? ¿Realmente, se puede hablar de fe o de mera ignorancia? . Lo dejo inconcluso, lo dejo a su merced, lectores. Hay que aprender a dejar de cargarnos y admitir que quizás todo pasa de una forma porque elegimos que así sea. Elegimos perder a las personas, tenerlas, hacerlas sufrir, hacerlas felices, matarlas o darles un poco de nuestras vidas. Voy a todo esto porque quiero explicar que así como todos eligen, me incluyo y digo: yo elegí estar perdida y también, probablemente, haya elegido no encontrarme hasta encontrar a alguien que me encuentre para hacerme valer por lo que verdaderamente soy aún sin saber yo misma que es o quién realmente soy. Y hasta que ese momento llegue, seguiré acá, siendo una pendeja rebelde, una estúpida arruinándose la vida con muchas ganas pero acá en fin.