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Yo amo, Japan

Leéme


domingo, 14 de marzo de 2010


Aquella mujer que observo todos los días no es más que un producto 100% artificial. Inventado.
Ella, consumidora compulsiva necesita llenar con productos caros su belleza. Ese horrible vacío que siente. Nadie la conoce, nadie sabe realmente su personalidad. ¿Personalidad? No es más que una mediocre muñeca pegada pieza a pieza por sus creadores. Hoy es más hermosa que la mayoría de las mujeres, pero nadie la ama. Despierta celos entre las mujeres y fiebre en los hombres aunque nadie permanece a su lado. Se mira al espejo y no es más que un cerro de ropas etiquetadas y maquillajes costosos, pero no nada en su mirada. Perdió todo en el camino.
Llega la noche y la reina del glamour se desmaquilla, se despoja de la ropa y el frío se cuela en su vacio interior. El invierno es más duro para ella que para cualquiera de las personas del montón.
Se desnuda, se pone pijama y llora toda la noche. Mañana tendrá anti-ojeras que la harán parecer igual que hoy.
Ella no es más que un cerro de complejos cubiertos por palabras inteligentes. Rechaza todo lo superficial, su mente era una gema sin producir. Pero tal vez nadie percibía su inseguridad.
Aborrecía a las mujeres antinaturales, subidas en aquellos complejos tacones, aparentando un encanto que no poseían realmente. Llegada la noche y ella cierra sus amados libros, se pone pijama y llora toda la noche. Mañana tendrá ojeras pero no importa porque nunca nadie pensó que era bella.

Las contradicciones de la vida.



JA, me voy. No necesito escribir más por hoy.