El teatro acabo, tengo el cuerpo y las ganas cansadas. No quiero luchar más, esta guerra no me corresponde. Me duele la punta del estómago, no he comido nada y la verdad es que la soledad me está haciendo agonizar. A nadie le importa mi estado. Me estoy cayendo, me estoy consumiendo. ¡Alguien sálveme! Me han sacado todo, han despojado mi ser. Me han dejado sin corazón y sin alma. Tanto dar y hoy en día me he quedado tan vacía, tan sola. Porque si antes les importaba, si antes se preocupaban, ya no es así. Ya nada es como antes. Tengo frío y a nadie parece importarle. Me estoy congelando viva y nadie impide que la helada progrese. Todo sigue tan igual. Se estremece mi cuerpo de tan solo pensar que sólo estuve retrocediendo escalones en mi vida, en lo que me queda de vida. Me da miedo quedarme, pero no sé cómo irme. No sé si caminar, no sé si gritar, no sé si disimular o simplemente actuar. No hay nada peor que esto. Y cuando pensé que la vida recién iba comenzando, creo ver el final de la escena. Abran paso, la actriz se debe de ir con la cabeza a gachas. Parece que esto por fin llego. El fin llego. ¿Llego? Una voz dentro mío susurra "A esperar se ha dicho. Y si nada llega, sabes que hacer". Sé que hacer, ojala supiera que responder…

