Mi foto
Yo amo, Japan

Leéme


lunes, 7 de diciembre de 2009


Hoy por la mañana me desperte quizás feliz, quizás confundida, quizás nostalgica. Los sueños. Qué gran tema para hablar. No sé porque ahora él se hace cada vez más presente en mi, se aparece en mis sueños, los interrumpe para decirme que va a volver a mí, llenándome de ilusiones desligadas de todo razonamiento. Y quizás crean que estoy loca, pero confio en eso. Son demasiadas señales para dejarlas pasar como si nada. Primero, vi sus mensajes diciendo que iba a tomarse un poco de tiempo para llegar a mi país y estar de una manera estable conmigo, cuando leí ese mensaje mi corazón parecía revolucionado y mi sangre pasaba alocadamente por mis venas y una simple sonrisa se extendía por mi rostro. Segunda señal, me acosté pensando en él, en sus ojitos color kakita, así solía decirle, en su cielo y en mi tierra, prendí la radio para tranquilizarme un rato y pensar en algunas otras cosas y de la nada pasan la canción que me cantó “ alex ubago” mientras me acariciaba la cara y me decía cuanto me apreciaba y adoraba. Tercero, mi sueño. Cerré mis ojos con mi cabeza llena de ideas referidas a él. Aparecías de un rincón en un fondo blanco y todo se volvía color mientras más te acercabas, tus manos extendidas hacia mí, tu cuerpo casi memorable, esas fantasías que nunca se cumplieron, teniendote volvían a mi y se hacian presentes apretujandome, me presionaban. "No sabes cuánto te extrañe, te necesito, yo nunca te olvide". Sus palabras parecían como ecos sin sentido. Sus manos frías pero suaves me sujetaban por la cintura y sus ojos lo único que hacian era atormentarme. Yo no sabía que hacer, supongo que era demasiado para mí. Me beso y sus labios me dolían, me hacian recordar todo lo que habia tenido que esperar para tenerlo sólo para mi. Yo solo tenía una duda en ese paraiso: "Porque renunciaste? Porque me dejaste?". Sus labios parecian nerviosos y resecos, me pedian a gritos ayuda, me pedían silencios y pocas preguntas. Su circunspección se hizo prolongada y sus ojos me envolvieron nuevamente para ya no dejarme ir. De un minuto a otro, aparecíamos en mil y una situaciones, siempre juntos, siempre hablando como quizás antes no lo haciamos. Yo sabía que no se iba a ir. Porque me lo había prometido. Me había dicho que iba a volver y ahí estaba. Nunca se iba a ir. No lo iba a dejar. Lo abrasé cuantas veces me fue posible. Mi felicidad relucía como una gema, llena de vida y fuerza, pura y llena de satisfacción y un nosé que hacía que, de vez en cuando, un escalofrio pasara sobre mi cuerpo dandome a saber que cuanto menos lo cuidase yo podría perderlo y eso no podría permitirlo. No de vuelta. Ahora solo pensaba en el miedo a despertar, estaba consiente de que era un simple sueño, de que era una simple alucinación con mis ojos cerrados. NO quería volver a abrir los ojos y que la realidad simplemente aplane todos mis deseos y las supuestas pretensiones que guardaba en mi alma, en el fondo de mis palabras. Intenté forzar contra esas claras ganas de despertar, intenté saciarme con esa felicidad que por ahora no tengo y no logro conseguir. Intenté. En vano. Unos pocos minutos pasaron antes de que tuvieran que despertarme para amanecer. Sus manos me llamaban y me gritaban, yo quería llorar. Me sentía sola y vulnerable sin sus brazos porque de vuelta me lo sacaban sin permiso alguno. Me lo arrebataban sin ninguna razón. Sus ojitos se volvieron apagados esperando que algo me frenase. Su calor ya se había ido, y ahora solo sentía un frio que no lograba saciar mis expectativas. Mi estomago se estremecía y mis manos se anudaban alrededor de mi cuerpo intentando reconfortarse y no sentirse tan mal. Sólo intentando que su ausencia no se notara tanto. Y eso, también fue en vano. Desperté con todo mi cuerpo entumecido y una voz diciéndome: "Despierta, ya es tarde". Me froté mis ojos, y solo vi a mi mamá intentando arruinar el sueño de mi vida. Miré el techo, donde mi ventilador seguia andando y la luz resplandecía un tanto candente y poco equilibrada con el vacío que ahora sentía. Suspiré y dije: "sólo fue un sueño". Los sueños no son más que una alucinación, una representación ficticia de lo más anhelado que teníamos y perdimos o lo que simplemente nos parece imposible. Aquello que nos hace feliz y poseemos. Aquello que deseamos y simplemente, no podemos poseer. Cuando dicen que los sueños se pueden hacer realidad, hacen referencia a un estilo de DejaVu. Quieren decir, que si queremos podemos poseer y adorar a aquello que tanto creemos imposible. Sin embargo, no debemos poner todas nuestras fuerzas en ello. Porque si fracasamos, el dolor, el vacío y la simple sensación de no querer más, termina por acabar con toda visión optimista de la vida. Con todo lo que no podemos ver. Solo espero que él este bien.